A ti

A tí que recorres mi cuerpo, mente y alma cada día.
que me llevas de tu mano para caminar por la vida.
Quiero regalarte mis suspiros de amor,
mi primer despertar, mi sueño y mi aire.
Cobijame en el perfume infinito de tu pelo,
Creame el resplandor que amanezca a mis sentidos,
pierdeme en tu risa y vuelveme a perder de tu mano
por los confines de tu amor.

Soneto VIII

Acercarme a besar tus tibios labios
hace a mi cuerpo querer tus alientos,
mas no hallo en mis ansias remordimientos
porque este amor me resulta de sabios.

Me han envenenado tus dulces resabios
no voy entendiendo de sentimientos,
tan solo de corazones hambrientos
que no entienden de tontos cambios.

Sentirme especial en lo compartido
tan sencillo e intenso tú me lo has dado
que mi alma en canal lo ha recibido.

Toma de mi boca un beso robado
guárdalo en lo mejor que has sentido
tu corazón a mi alma va atado.

Tu Cuerpo

Los limites claros que tu cuerpo dibuja,
Los imposibles trazos que por tu piel aparecen,
de tus movimientos a mi ansia,
de fijarme, detenerme y perderme
por el aire hasta llegar a tu sangre,
siendo el perfume de ti en mi,
respirándome hasta amarme,
hasta saciarme.
Quiéreme una vez más,
abrázame y vuélveme a querer.
Hasta llegar a perder las lineas
que disipan mis sentidos y
me hacen enloquecer.

Me acostumbras

Que pronto me acostumbras a ti.
Me parece haber besado tus labios de siempre...
de toda la vida.
Es como si mis ojos se hubieran quedado anclados
a tu mirar desde el primer día.
Mi cuerpo ha mudado pieles,
mi sangre ha fundido mis hieles,
quedando mi alma a tu amparo,
mi pecho al descubierto,
sin más ser que yo misma.
La espera en espera,
aquel otoño que me enseñó a quererte,
que me resignó a mirarte,
también me guardo el anhelo, la fantasía,
y la oportunidad de dibujarte en mi mente.
Me parece haberte tenido de siempre...
de toda la vida.
Que pronto me acostumbras a ti.