Ya estamos en el horario de invierno, según nos explican, para el ahorro de energía y para aprovechar las horas de luz. En Finlandia y Noruega estará muy bien aplicada esta medida, porque allí se asoma el sol solo de paso.
Pero en mi Chiclana no tiene sentido alguno.
Por la mañana, amanece más temprano y por la tarde se va Don Lorenzo a las 6:30. Esa hora de ahorro de energía se pasa de por la tarde a por la mañana. No lo entiendo.
En este rinconcito se pasa dos días lloviendo y ya tenemos la depresión encima.
Y no son exageraciones.
La globalización, el consumismo y esta inútil intención de europeizarnos hacen que yo, que vivo en este pueblecito del suroeste, donde sol brilla desde las 8 de la mañana hasta las 8 de la noche, tenga que acostumbrarme a las horas de sol que tienen en los fiordos; y me roben dos horas de sol, y en consecuencia de alegría.
Si nos roban hasta el sol, que más podemos esperar…